Las leyes de la robótica son tres, se definen como el conjunto de normas creadas por el escritor del género ciencia ficción Isaac Asimov. Estas son aplicadas a la mayoría de los robots que aparecen en sus cuentos y novelas los cuales se diseñan para cumplir las órdenes de los humanos.
En este mundo las leyes son formulaciones de carácter matemático que se imprimen en los senderos positrónicos del cerebro de estos robots.
También se les llaman líneas de código que tiene el programa regulador para cumplir las leyes y se almacena en la memoria principal de las máquinas. Estas leyes aparecieron por vez primera en el relato “Círculo Vicioso”, escrito por Asimov en 1942.
La redacción de las mismas es la manera convencional en la cual los humanos de sus novelas las mencionan. La forma real es equivalente a una serie de instrucciones de mayor complejidad en el cerebro del robot.
El escritor atribuye estas leyes a John W. Campbell, quien las habría escrito mientras conversaban en 1940. A pesar de esto, Campbell entiende que Asimov fue el creador real y que ambos las expresaron entre ellos con mayor formalidad.
Indice
Las Tres Leyes de la Robótica según Isaac Asimov
Estas tres leyes hacen acto de aparición en numerosas historias del escritor: en sus series de robots y en historias que se relacionan, también se encuentran en la serie de novelas que protagoniza el personaje principal de todas sus obras, quien lleva por nombre Lucky Starr.
Estas tres leyes se han empleado por otros autores cuando trabajan en el universo de ficción de su creador.
Las referencias a las mismas son frecuentes, no únicamente en obras de ciencia ficción sino también en otros géneros diferentes.
Las tres leyes de la robótica son:
- Un robot no dañará a una persona o, por inacción, podrá permitir que esta persona sufra daño alguno.
- Un robot debe obedecer las órdenes que los seres humanos le dan, a excepción de las que entren en conflicto con la primera ley.
- Un robot debe dar protección a su misma existencia, teniendo presente que esta protección no contradiga a la primera o la segunda ley.
La Ley Cero
La llamada “Ley Cero de la Robótica” es una variación incluida en las leyes de la robótica.
Su primer acto de aparición fue en la novela “Robots e Imperio”, escrita por Isaac Asimov en 1985.
En esta obra la ley se elabora por el personaje que lleva por nombre R. Daneel Olivaw.
La ley dice lo siguiente:
Un robot no producirá daño a la humanidad o, por inacción, no permitirá que los humanos sufran daño alguno.
Se le llama ley cero porque las otras tres leyes están subordinadas de manera jerárquica a esta ley nueva. A pesar de esto, en la misma novela se pone en tela de juicio la capacidad que tenga un robot de llevar a cabo esta jerarquía cuando otro personaje robot se destruye al no cumplir la primera ley al intentar ejercer la ley cero.
El escritor hace uso de la Ley Cero para conectar sus novelas de robot y las que pertenecen a la serie de la Fundación. El personaje de Olivaw se encuentra en futuras novelas como Preludio a la Fundación escrita en 1988 y en Fundación y Tierra de 1986 como guía y protector secreto de los humanos en su expansión a través de la galaxia y también haciendo el papel de instigador de la creación en el Imperio Galáctico y en la psicohistoria. En estas obras el robot entiende que sus acciones se derivan por aplicar la ley.
Propósito de las Leyes
Las tres leyes de la robótica tienen el propósito único de proteger a los seres humanos. Según el escritor Asimov la concepción de estas leyes se hizo con el objetivo de contradecir el complejo de Frankenstein, es decir el temor que las personas tendrían en el caso de que las máquinas se pudiesen alzar y rebelar contra sus creadores. Si un robot intenta desobedecer alguna de estas leyes, su cerebro positrónico se dañaría de forma irreversible y el robot resultaría muerto.
