Al acero de Damasco también se le llama acero damasquino o acero damasceno. Esta es una clase de acero de crisol que se elaboró y se utilizó en Oriente medio para fabricar espadas desde el año 1100 hasta el 1700 después de Cristo.
Las espadas de acero de Damasco se caracterizaban por ser legendarias en su filo y en su dureza prácticamente eterna, siendo muy populares y aclamadas en Europa. La técnica utilizada para su elaboración en la actualidad es un debate entre metalúrgicos especialistas que elaboran materiales con acero.
Las espadas de acero damasquinado eran conocidas por los patrones de sus hojas, actualmente se utiliza en la elaboración de cuchillos de gama alta. Los orígenes de su nombre, como se le llamaba a esta clase de aceros actualmente es objeto de controversia, aunque se entiende que la palabra se refiere a las espadas elaboradas en el antiguo Damasco. A pesar de esto hay distintas fuentes igualmente posibles para definir el nombre.
Una de las fuentes se origina del trabajo de un herrero armero que se refiere a la elaboración de espadas por la aplicación de la palabra árabe Damasqui. Otro autor se refiere a las espadas creadas en Damasco como damascenas.
Esta palabra se utiliza como un epíteto en algunas leyendas de la parte este de Europa, lo que puede indicar que se origina en las leyendas serbias y búlgaras de lo que hoy se conoce como la República de Macedonia. Se trata sin dudas de un tipo de acero muy importante y especial.
Proceso de manufacturación del Acero de Damasco
Las espadas tradicionales de acero en Damasco fueron creadas en las vecindades de la ciudad de Damasco en Siria, durante el lapso que va desde el año 900 hasta el 1750.
El acero de Damasco era una clase de aleación que al mismo tiempo tenía las cualidades de flexibilidad y de dureza, una composición que hacía de este material el preferido para la construcción de buenas espadas.
Se entiende que las primeras espadas damasquinadas fueron halladas por los europeos durante el tiempo de las Cruzadas. En aquel entonces tuvieron gran reputación al poder cortar un trozo de tela en el aire o una roca sin que la espada perdiera su filo.
Los herreros de Sri Lanka y de la India, alrededor del año 100 antes de Cristo, llevaron a cabo una técnica conocida por el nombre de acero wootz que formaba un acero con gran contenido de carbono en una resistencia y pureza que se desconocía en aquella época. Se le agregaba vidrio durante la fundición del hierro y se calentaba junto al carbón vegetal.
El cristal funcionaba como un agente que permitía fluir las impurezas de la mezcla, posibilitando que afloraran en la superficie durante el tiempo en el cual se enfriaban.
Muchas acerías fueron encontradas en una zona de Sri Lanka donde se llevaba a cabo acero al carbón hasta los inicios del año 300. Estos hornos de las acerías se localizaban de forma específica para que los vientos que procedían del oeste produjeran la succión que necesitaban para calentar y soplar el horno.
Pérdida de la Técnica
Desgraciadamente, la técnica exacta de la fabricación del acero de Damasco se perdió hace siglos. Desde ese entonces se han elaborado conjeturas casi mitológicas para los especialistas en el área alrededor del mundo. Algunos estudiosos y universidades afirman tener la técnica, sin embargo realmente esta es una fórmula de producción que parece haberse perdido para siempre.
En la actualidad, algunos artesanos reproducen esta técnica obteniendo resultados que son bastante sorprendentes. Ellos colocan el acero al rojo vivo y lo pasan por el agua en ocho ocasiones con distintos grados de intensidad, mientras que le van dando forma a la hoja. Actualmente también existe una patente para forjar esta clase de acero la cual es propiedad de la universidad Complutense.