Las cualidades de todos los materiales están relacionadas con las clases de átomos que poseen, y por los tipos de unión de dichos átomos. La estructuración y la clase de unión señalan la clase de característica de un material específico, en este caso, los hechos a base de cerámica.
La cerámica suele poseer una composición de enlaces fuertes conocidos como iónicos, esto pasa entre un no metal y metal e integra la atracción de cargas opuestas cuando los electrones son traspasados del metal al no metal. De igual forma, existen los covalentes, que suceden cuando se relacionan dos metales e implican compartir varios átomos. La fortaleza de un enlace iónico requiere de la dimensión de la carga en cada ion y en el radio del mismo.
Mientras más sea el número de electrones que se comparten, mayor es la atracción, o más resistente es el enlace covalente. Esta clase de enlaces generan un alto nivel de dureza y elasticidad, altos puntos de unión, baja expansión térmica y buena fortaleza química. Por otra parte, las cerámicas son también resistentes y en ocasiones frágiles, lo que lleva a la fractura.
Indice
Propiedades de la cerámica
Dureza de la cerámica
Esta cualidad está otorga esencialmente por la presencia de arena o silicato, pero esto, a la vez, le quita homogeneidad; el molino bien delgado del insumo primo beneficia en ese contexto.
Refractaria
La cerámica, generalmente, puede superar elevadas temperaturas ( se consigue en hornos a temperaturas superiores a los 1000 grados Celsius), pero esta cualidad, se puede optimizar agregando a la mezcla de las arcillas, circonio, óxidos de aluminio y berilio.
En este ejemplo, la cocción se hace a unos 1300 o 1500 grados Celsius y se enfría después de forma lenta. De esta manera se consiguen artefactos que pueden soportar temperaturas de hasta unos 2500 grados Celsius, requeridos en trabajos determinados.
No es inflamable
Contrario a materias como la madera, la cerámica es más segura para el área de la construcción.
Soporta la corrosión y la abrasión
La cerámica no se ve perjudicada por sustancias químicas, ni por el pulido.
Técnicas para la obtención de cerámica
Para conseguir piezas de sustancial resistencia, la arcilla requiere someterse a diversos procedimientos como cocción, desecación y moldeado.
En sus inicios, la cerámica se modelaba con las manos, con diversas técnicas como el pellizco, por ejemplo, el cual primeramente se hace con una bola de arcilla, posteriormente se presiona con el dedo pulgar desde el centro de la masa, luego, con el resto de los dedos por la zona externa. Después se aprietan los bordes, de forma lenta, para así estrechar las paredes, Luego se crea la figura que se quiera.
Los trabajos realizados con el pellizco han de salir de una sola masa de arcilla, sin embargo, se les puede agregar asas o accesorios complementarios.
El colombín, en el cual se usan largos rollos hechos de arcilla de un espesor parecido al de un dedo pulgar. Se crea una masa que se apriete, esta irá desde el centro hacia la zona externa, rotando con las palmas de una mano. Posteriormente, se usa una base de arcilla redonda y sobre esta se agregan los rollos.
Usos de la cerámica
El empleo inicial fue, esencialmente, la fabricación de envases utilizados para contener líquidos o alimentos. Posteriormente, se usó para modelar pequeñas figuras de posible significado religioso, funerario o mágico.
Asimismo, se utilizó como insumo para la construcción en forma de azulejo, teja, ladrillo o baldosa, creando muros o envolviendo paramentos.
La técnica del vidriado le otorgó una gran belleza, se empleó también en el área escultura. En la actualidad también se utiliza como aislante de electricidad y térmico en hornos blindaje y motores.
La loza es un tipo de cerámica porosa cocida generalmente a la temperatura más baja posible, unos 900 o 1250 grados Celsius. Según el tipo de arcilla empleada, al cocerse obtiene tonos negros, amarillos, pardos o rojos.
