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Inmunoterapia: historia, tipos y pros y contras

Beneficios de la inmunoterapia

La inmunoterapia se revela como una novedosa y prometedora técnica que acapara la mayor parte de la inversión en la lucha contra el cáncer.

Te desvelamos en qué consiste esta terapia contra el cáncer, con qué clases o categorías de inmunoterapia contamos y cuáles son sus beneficios y perjuicios, ya que la inmunoterapia no está exenta de efectos secundarios.

Qué es la inmunoterapia

Citada en ocasiones como terapia biológica, este tratamiento consiste, grosso modo, en estimular las defensas naturales del cuerpo, con el objetivo de combatir el cáncer. Emplea sustancias producidas por el mismo cuerpo o elaboradas en laboratorio, mejorando así la respuesta inmunitaria del organismo. Teóricamente, es un tratamiento de amplio espectro, capaz de tratar cualquier tipo de tumor, aunque se ha demostrado mayores beneficios clínicos en el tratamiento de tumores clínicos, destacando la inmunoterapia CART. También se han comercializado dos productos indicados específicamente para el melanoma y cáncer de pulmón metastásico.

Historia de la terapia inmunológica

El CRI (Cancer Research Institute) es una organización sin ánimo de lucro, con sede en Nueva York, que financia la investigación contra el cáncer. Fue fundado a principios de 1953 por Helen Coley Nauts y Oliver R. Grace Sr., que uniendo esfuerzos, pretendían atajar la desolación que esta terrible enfermedad dejaba a su paso.

Helen Coley Nauts rescató algunos trabajos antiguos, reviviendo el interés de la comunidad científica por la inmunoterapia. Motivada por los escritos de su padre, descubrió que algunos pacientes aquejados de cáncer, presentaban una remisión espontánea en presencia de infecciones bacterianas agudas.

Convencida de que esto abriría una puerta al tratamiento de los tumores, inoculó en un paciente un vial con bacterias vivas de extrema virulencia. De forma aparentemente milagrosa, el paciente se recuperó y llegó a vivir 26 años más, falleciendo por otras causas.

Obsesionada con esta idea, desarrolló un fármaco conocido como toxinas bacterianas mixtas de Coley o vacuna de Coley. Años más tarde, y pese a la cerrazón de Coley, su inconmensurable aportación a la medicina se vio eclipsada por la llegada de los tratamientos de rayos X y radio, y más tarde de la quimioterapia. Actualmente, la inmunoterapia ha vuelto a suscitar el interés de los investigadores.

Los primeros ensayos clínicos se llevaron a cabo por primera vez en Estados Unidos, para curar una leucemia linfoblástica aguda de tipo B infantil, arrojando resultados muy prometedores. Desde entonces, muchos investigadores han dirigido sus esfuerzos a este tratamiento, considerado el futuro en la batalla contra el cáncer.

Desgraciadamente, la terapia no está desprovista de efectos secundarios, puesto que, en no pocas ocasiones, y pese a que se trata de fármacos diseñados y dirigidos a atacar a las células anormales del tumor, se producen reacciones adversas de diversa gravedad.

Quizá sea pronto para aventurarnos a afirmar que la curación del cáncer vendrá de la mano de la inmunoterapia, pero de lo que sí estamos seguros, es que pacientes, antaño desahuciados debido a la metástasis de tumores muy agresivos, encuentran hoy una alternativa esperanzadora que jugará un papel fundamental en la erradicación del cáncer, siendo el campo de investigación más activo.

Tipos de inmunoterapia

La más puntera es la terapia celular, donde se engloba la mencionada inmunoterapia CART, que extrae células inmunológicas (linfocitos T) del mismo paciente, para posteriormente prepararlas en el laboratorio y activarlas poniendo como diana el tumor a tratar.

Pero veamos una clasificación con algunas categorías de inmunoterapia:

Terapia celular adoptiva

También denominada como inmunoterapia celular, constituye una tipología de terapia contra el cáncer que extrae las propias defensas del paciente que luchan de forma natural contra esta enfermedad y las activa y potencia para, posteriormente, volver a implantarlas en su organismo.

Anticuerpos dirigidos

Como complemento a los anticuerpos producidos de forma natural por el organismo del paciente, es posible crear en laboratorio anticuerpos muy específicos contra un determinado tipo de cáncer. A estos se les llama anticuerpos monoclonales.

Con ello se persigue interrumpir la actividad de las células cancerosas, a la par que enviar una alerta al sistema inmunitario para que vaya a por esas células.

Terapia vírica oncolítica

En este caso, en lugar de utilizar anticuerpos, se utilizan virus para infectar y eliminar las células cancerosas.

Ciertas enfermedades víricas se han mostrado eficaces para combatir determinadas clases de cáncer como, por ejemplo, el de la hepatitis B (VHB) para el cáncer de hígado o el virus del papiloma humano (VPH) para el cáncer uterino, pero también se han modificado en laboratorio ciertos virus para mejorar su efectividad ante ciertas clases de la enfermedad. A estos se les conoce como virus oncolíticos.

Inmunomoduladores

Existen cuatro tipos de inmunomoduladores: citocinas, inhibidores de puntos de control adyuvantes y agonistas. Los inmunomoduladores son moléculas con la capacidad de regular el sistema inmune, actuando como aceleradores y frenos del mismo.

Vacunas contra el cáncer

Al igual que sucede con otros tipos de vacunas, la vacuna contra el cáncer entrena al sistema inmunitario para que a este le resulte más sencillo reconocer a las células cancerosas, maximizando con ello la velocidad de respuesta, así como su eficacia a la hora de destruirlas. Esta identificación es vital, para poder distinguir las cancerígenas de las sanas.

Existen vacunas preventivas contra el cáncer, que reducen el riesgo, así como vacunas terapéuticas, que son más específicas y se aplican con la enfermedad ya en desarrollo, con el fin de estimular el sistema inmunitario. También contamos con la posibilidad de utilizar vacunas personalizadas de neoantígenos, que dirigen la respuesta inmunológica hacia las células malignas, tratando de minimizar los efectos secundarios sobre las células sanas.

Fármaco inmunoterapia

Ventajas de la inmunoterapia

  • El sistema inmunitario cuenta con recursos para bloquear la actividad de las células tumorales, sin embargo, el cáncer ha logrado desarrollar estrategias enfocadas a esquivar al sistema inmunitario, lo que se traduce en células cancerígenas que se replican a placer y logran sortear los mecanismos de identificación del sistema inmunitario, evitando ser destruidas. La inmunoterapia busca solucionar este problema, actuando como refuerzo.
  • Esta invisibilidad ha sido ampliamente estudiada, y sabemos que lo consigue mediante la expresión de proteínas en su superficie, llamadas PD-L1, que se encargan de bloquear al receptor. El conocimiento de este sofisticado mecanismo de escape ha permitido desarrollar fármacos que bloquean activamente PD1 o PDL1, restableciendo de esta manera la actividad inmunitaria.
  • A diferencia de otros tratamientos, la inmunoterapia no ataca directamente a las células del tumor, sino que estimula el sistema inmunitario del paciente, haciendo que sea este el encargado de atacar y destruir el tumor. Es un tratamiento específico, ya que se aprovecha la inteligencia biológica del sistema inmune para atacar las células malignas, y no las sanas.
  • Otro beneficio que encontramos es la relativa a la memoria inmune que tiene un carácter acumulativo, que permite a nuestro organismo, tras la administración del fármaco, seguir atacando esas células extrañas, logrando de este modo supervivencias prolongadas. Pese a todo, esta respuesta inmunitaria, muchas veces desmedida, puede llegar a dañar otros órganos.
  • Hay una serie de tumores para los que se suele prescribir, a menudo como último recurso, un tratamiento de inmunoterapia, solo o combinado la quimioterapia. Asimismo, las investigaciones están centradas en acotar biomarcadores predictivos que permiten cribar a los más pacientes en los que se prevé un mayor beneficio potencial.
  • Siguiendo la misma línea de investigación, han aparecido recientemente terapias inespecíficas, es decir, de estimulación global, sin focalizarse en una diana concreta, dentro de las cuales se encuentran las citoquinas, además de las proteínas de control inmunológico: anti-PD1 o anti-PDL1. Los anticuerpos monoclanes son la promesa de la denominada inmunoterapia pasiva, a priori menos dañina.

Desventajas de la inmunoterapia

  • Los efectos secundarios o desventajas de la inmunoterapia son de sobra conocidos, lo que, por otra parte, ayuda en su temprano abordaje. Son propiciados por la estimulación sobre aumentada del sistema inmune, lo que le conduce a confundir órganos y tejidos propios como ajenos al cuerpo, derivando en la inflamación de estos. Este trastorno recibe el nombre de autoinmunidad.
  • La práctica clínica confirma que los fenómenos de autoinmunidad revisten una gravedad variable, pudiendo ser potencialmente mortales si no se controlan de manera satisfactoria. De ahí la importancia de la comunicación entre paciente y médico, dado que las enfermedades autoinmunes suelen ser esquivas y de sintomatología inespecífica, necesitando tratamiento urgente.
  • En cuanto a la frecuencia de estos síntomas, se estima que es elevada, afectando a más de la mitad de los pacientes, pero son muy pocos los casos en los que se manifiestan con intensidad suficiente como para comprometer su vida. Los efectos secundarios descritos más comunes son: erupción cutánea, diarrea, inflamación del hígado, inflamación pulmonar y alteraciones hormonales.
  • Aun así, cualquier complicación espontánea y de difícil diagnosis es sospechosa de haberse producido debido al tratamiento. El momento exacto de aparición de estos síntomas está determinado, siendo la erupción cutánea la más frecuente tras las primeras dosis, mientras que la hepática y la diarrea suelen hacer acto de presencia tras el segundo ciclo. La hormonal se demora mucho más.
  • La toxicidad cutánea suele abordarse con tratamiento sintomático, y rara vez requieren de tratamiento inmunosupresor. La diarrea, por su parte, se presenta cuando los glóbulos blancos alteran el intestino, siendo necesario, en primera instancia, un tratamiento sintomático, que de no resultar efectivo, pasaría, ahora sí, a un tratamiento inmunosupresor.
  • Por definición, la toxicidad pulmonar resulta más frecuente en pacientes que sufren un cáncer de pulmón, manifestándose con disnea y tos, aunque son síntomas que suele remitir por sí solos. La toxicidad hepática y hormonal suele pasar inadvertida, y solo se detecta en controles analíticos rutinarios que se realizan de manera habitual durante y después del tratamiento.
  • En los últimos años, se han detectado otros efectos secundarios más raros, pero no exentos de peligro, como los que tienen que ver con afectaciones cardiacas o al sistema nervioso central, lo que ha provocado cierto recelo en algunos pacientes sobre este tratamiento. Resulta fundamental el flujo de información entre paciente y médico, lo que permitirá sortear estas complicaciones.


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Referencias, créditos & citaciones APA
Revista educativa CursosOnlineWeb.com. Equipo de redacción profesional. (2022, 10). Inmunoterapia: historia, tipos y pros y contras. Escrito por: Javier García. Obtenido en fecha 04, 2024, desde el sitio web: https://cursosonlineweb.com/ventajas-desventajas-inmunoterapia.html

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