El descubrimiento y el aprovechamiento de la energía eléctrica ha supuesto uno de los avances científicos más relevantes para el ser humano. Resulta bastante complicado concebir una existencia sin luz artificial, sin música, sin nevera, sin teléfonos, sin ordenadores, etc.
La mayor parte de nuestra tecnología se sustenta sobre la electricidad, no solo como fuente de energía, sino también como un medio para transmitir información procesable, siendo los equipos informáticos el mayor exponente de esta gestión de grandes cantidades de información. ¿Qué haríamos sin electricidad?
Tan presente en prácticamente todos los ámbitos de nuestras vidas, hay diversas maneras de construir una clasificación de tipos de electricidad, pero quizá la más elemental sería la siguiente:
- Electricidad estática: carga eléctrica en reposo.
- Electricidad dinámica: carga eléctrica en movimiento.
Veamos a continuación una descripción de cada una de estas dos vertientes, así como otras submodalidades de electricidad que tal vez desconocías.
Indice
Electricidad estática o electrostática
La electricidad estática se manifiesta, por ejemplo, al friccionar dos cuerpos neutros y cargarlos. También se da por inducción positiva o negativa. Se puede apreciar a simple vista cuando, al frotar dos cuerpos, estos producen pequeñas chispas.
Podríamos definir la electricidad estática como una acumulación de carga eléctrica en un determinado cuerpo. Esta carga se libera cuando otro cuerpo conductor entra en contacto con el mismo. También hay ocasiones en las que, bajo ciertas circunstancias, se produce dicha descarga por mera proximidad, sin necesidad de existir un contacto directo.
Energía electromagnética
Ahondando en este tipo de electricidad, nos topamos con la energía electromagnética, que es aquella energía que se almacena en un lugar con presencia de un campo electromagnético.
Un campo magnético es capaz de crear electricidad y, a su vez, la corriente eléctrica es capaz de crear un campo magnético. Esta relación fue descubierta por el físico-químico danés Hans Christian Orsted. Gracias a esto, se demostró que la electricidad y el magnetismo mantienen un estrecho vínculo.
Electricidad dinámica o electrodinámica
Tal y como cabría esperar, contrariamente a la electricidad estática, la electricidad dinámica es aquella cuyas cargas se encuentran en movimiento. Este flujo de electrones puede controlarse y gestionarse con el fin de producir un determinado efecto (luz, calor, transferencia de información, etc.).
En esencia, para que se dé esta clase de electricidad, deben existir dos puntos con una diferencia de potencial, de manera que los electrones se vean atraídos desde uno de los puntos hasta el otro, así como un elemento conductor, pues no todos los materiales poseen capacidades conductivas.
Pero veamos algunas modalidades de electricidad dinámica:
Electricidad doméstica
Es el tipo de corriente eléctrica más común. La electricidad doméstica se produce por la acción de atracción entre una carga negativa y otra positiva, creando un «camino» a través de un material conductor, lo que origina un flujo de electrones. Al existir una diferencia de potencial, el sistema trata de equilibrarse.
La electricidad básica es la que vemos a diario en nuestras vidas cotidianas. Hace posible la emisión de luz de una bombilla, provee de energía a los aparatos eléctricos, etc.
Algunos ejemplos de conductores: carbón, oro, aluminio, cobre, cromo, níquel y otros muchos más. En oposición, cuando un material se opone al flujo de electricidad, este recibe el nombre de aislante.
Electricidad industrial
Otro tipo de corriente eléctrica es la electricidad industrial, utilizada cuando se requiere suministrar grandes cantidades de energía a máquinas que demandan mucha potencia.
Por lo general, haciendo honor a su nombre, su uso es industrial. Suelen usarse voltajes altos, lo que facilita su conducción. Esto es porque, para una misma potencia requerida, esta puede obtenerse con voltajes altos e intensidades bajas o al revés, pero una alta intensidad requiere de conductores más gruesos para soportarla sin comenzar a sufrir problemas de sobrecalentamiento (además, el calor en sí mismo constituye una pérdida de energía de modo, en este caso, inútil). Una vez la energía se encuentra próxima al dispositivo que la va a consumir, se puede transformar al voltaje de trabajo de la misma.
Corriente continua (CC / DC)
Los dos tipos de corriente dinámica anteriormente expuestos se basan en su objetivo o ámbito de utilización (doméstico o industrial). Sin embargo, dentro de la tipología de electricidad dinámica, también contamos con otra posible categorización en función del sentido del movimiento de sus electrones.
Una de estas dos clases de corriente eléctrica es la corriente contínua, cuyos electrones se mueven en una sola dirección por la acción de atracción y repulsión provocada por sus polos positivo y negativo.
La mayoría de los aparatos de bajo consumo, los típicos que funcionan con baterías o con pilas, utilizan esta categoría de electricidad. Esto se debe a que la corriente continua puede ser almacenada, cosa que no sucede con la corriente alterna, que vamos a ver a continuación.
Corriente alterna (CA / AC)
Como contraposición a la corriente continua, tenemos a la corriente alterna, cuyos electrones se mueven alternativamente en ambos sentidos.
Este tipo de corriente resulta mucho más fácil de transportar, lo que es muy conveniente para moverla a grandes distancias. La utilización de corriente alterna, unido a un alto voltaje, crean sistemas más eficientes de transporte de energía entre puntos distantes. Dicho de otra manera, la cantidad de energía desperdiciada por el camino (perdida en forma de calor, por ejemplo) es notablemente inferior.
Aunque probablemente estés menos familiarizado con este tipo de electricidad, es la que tienes en los enchufes de tu casa. Todos los aparatos que llevan un enchufe convencional, se alimentan de corriente alterna, si bien es cierto que algunos la convierten a corriente continua para su posterior aprovechamiento.
