La arquitectura, como cualquier expresión artística, es influenciada por el contexto social, político o religioso sobre el cual la época está siendo atravesada. Por lo tanto no es extraño encontrar documentaciones sobre evoluciones o reconstrucciones de las mismas estructuras a lo largo del tiempo. Por otra parte, como técnica, esta consiste en diversas acciones que permiten y garantizan la supervivencia de la especie humana.
El arte Barroco inició para referirse despectivamente a la irregularidad y desorden de un estilo diferente al Renacimiento y al Manierismo. Este nuevo estilo se generó en Roma durante el siglo XVII pero se fortaleció en Italia y Francia para extenderse por Europa hasta el siglo XVIII. Su creación se debió a para asentar el poderío de los primeros reyes católicos de la historia.
El estilo barroco es de los pocos que no pretendía ser entendido por la razón, la lógica o la inteligencia sino cruzar la historia a través de los sentidos del espectador buscando causar efectos emocionales.
Indice
La Arquitectura barroca
Características de la arquitectura barroca
Entre las características de la arquitectura barroca se encuentra que mantiene la simetría de su predecesor la arquitectura renacentista, columnas torcidas usualmente únicamente con fines decorativos, abundantes líneas curvas –elipses, espirales, entre otros– en sus diseños así que genera cierta sensación de movimiento en las formas o ilusiones ópticas y abundancia de ventanas, así como edificios estructurados en amplias naves, torres y cúpulas.
Este estilo se caracteriza por ser fresco debido a sus cielos rasos y una integración armoniosa entre la pintura y la escultura para hacerlos más exuberantes.
Urbanismo Barroco
El urbanismo barroco inició con las obras propuestas por el Papa Sixto V con la finalidad de renovar la ciudad de Roma y ratificarla como ciudad santa. Para ello se propone una idea orientada hacia una ciudad renacentista pero se contrapone una idea más dinámica y abierta, como es el estilo barroco que proponía atractivamente la unión sutil de los espacios. En Roma, se trabajaba en obeliscos y altas cúpulas mientras que en París se orientó hacia la construcción de plazas simétricas.
Construcciones barrocas.
En la arquitectura barroca se pueden distinguir dos tipos de construcciones nobles; los palacios y las villas del campo. Durante el renacimiento, se mantuvieron como edificios cerrados alrededor de un patio interno pero este se vio alterado con el nuevo estilo extendiendo los ejes de simetría en el interior de la estructura.
En Francia, los palacios debieron adaptarse al clima que exigía la entrada de la luz solar en las estancias principales por lo tanto se generó fachadas escalonadas junto a grandes alas laterales.
Catedrales e Iglesias.
Con respecto a las catedrales e iglesias, nacieron como edificios que se constituían como unión entre la arquitectura renacentista, manierista y barroca.
Esto benefició de manera significativa diversos aspectos de la infraestructura ya que permitía acoger a una mayor cantidad de fieles dentro de ella.
Ellos presentaban una planta con la forma de cruz y una cúpula ubicada en el centro como catalizador de la composición.
Paisajismo Barroco
Por último el paisajismo, el cual halló su principal expresión en la integración del paisaje con las estructuras que se construían para otorgar la sensación de espacio infinito.
En Francia, esta expresión se concebía como un paisaje perfectamente ordenado y centrado en el palacio con esencia de dominancia, dinamismo y apertura. A finales del siglo XVII, Versalles logra presentar una integración armoniosa donde el paisaje se convirtió en una red de estructuras centralizadas e indefinidamente extendidos hacia el horizonte.
Gracias a esto, la ciudad pasa a formar parte del paisaje generando así un todo. El exterior y el interior son un solo integrante de un mismo espacio. Las estructuras cerradas que venían del Renacimiento ahora se abren para permitir la integración perfecta de estas dos partes del mundo; natural y artificial.
