La palabra antónimo procede de la palabra griega αντώνυμα (antionoma), que está compuesta a su vez de dos palabras, en donde la primera palabra, anti, tiene como significado “contrario”, y la segunda la palabra, onoma, significa nombre, con lo que de esta forma se nombran las palabras con un significado opuesto o contrario respecto a otra.
A diferencia del sinónimo, su característica principal no se basa en la escritura o en su pronunciación, sino estrictamente de su significado.
Los antónimos son palabras cuya función consiste en conocer la contraparte de cada una. Esto se utiliza para saber reconocerlas, y además diferenciarlas. También tiene otra utilidad a nivel poético o narrativo, como recurso literario, e inclusive para la construcción de metáforas, o de igual manera para construir una oración.
El uso de antónimos es de tal importancia que incluso existen diccionarios de antónimos para tener a mano todas estas palabras y poder usarlas rápidamente.
Los antónimos ayudan a expresar ideas opuestas, así como comprender el significado de una palabra solo conociendo el significado de aquella que es su contraria. Así pues, tomando en cuenta el español, según la Real Academia Española, este es la lengua muy rica que cuenta con unas 83000 acepciones, de los cuales un alto número de estas poseen un significado contrario en varios niveles, con lo cual se llegan a obtener los tipos en los cuales se clasifican los antónimos.
Los tipos mencionados a continuación son los que mayor aplicabilidad poseen. Los antónimos se pueden englobar en dos niveles. En el primer nivel se encuentran aquellos tipos de antónimos según su morfología, y también los antónimos según significado o léxico. En el segundo nivel, se encuentran aquellos conocidos como antónimos relativos y los absolutos. A continuación se muestran más detalles de cada uno:
Indice
Tipos de antónimos según la morfología
Este tipo de antónimo presta especial atención a la forma en la que están estructurados las palabras, o dicho de otra manera, al aspecto externo que ellas poseen, pero cuidando de prestar especial atención al significado contrario que poseen. Los antónimos de tipo morfológicos a su vez se clasifican en léxicos y morfológicos
Léxicos
Las palabras que forman parte de este tipo de antónimos son aquellas que poseen lexemas diferentes. Es decir, que la oposición está formada por palabras que poseen diferentes forma y estructura. Algo que los caracteriza es el hecho de que estos no poseen ningún prefijo. Por lo que también se establece que, si un antónimo no es morfológico, entonces es léxico. Como por ejemplo: Autoritario y democrático.
Morfológicos
Los antónimos de tipo morfológicos tienen como característica especial el ser creados anteponiendo a una palabra un sufijo. Esto puede realizarse de dos maneras. La primera es tomando una palabra añadiéndole un sufijo negatorio. Por ejemplo: soluble e insoluble. La otra procede tomando una palabra raíz y agregarle sufijos contrarios par cada caso. Por ejemplo, Exportación e importación.
Tipos de antónimos según su significado (léxico)
Este tipo de antónimo, a diferencia de los morfológicos que prestan especial atención a la forma en la que se construyen las palabras, le da mayor importancia al significado que estas expresa. De tal manera que se pueden encontrar otras subcategorías para estos tipos los cuales son los recíprocos, los graduales y los complementarios.
Recíprocos
Los recíprocos son aquellos cuya oposición no es estricta, sino que estas palabras se presuponen de manera mutua. En otras palabras, uno no puede existir sin el otro. Un buen ejemplo para estos casos es comprar y vender, preguntar y responder.
Graduales
Los antónimos de tipo gradual son aquellos en donde la oposición que reflejan no es total, sino que lo expresan de manera gracias, es decir, entre los posibles extremos, se toma un punto medio. Un buen ejemplo de estos casos es que entre blanco y negro hay gris, o entre frio y caliente existe tibio.
Complementarios
Para determinar rápidamente este tipo de antónimo, se dice que si no es reciproco, ni es gradual, entonces es complementario. Esto se debe a que no expresa ningún tipo de gradualidad, y tampoco se indica que sin una palabra no puede existir la otra. En este caso este tipo de antónimo es incluyente, pues si no es una, entonces debe ser la otra. Por ejemplo, vivo o muerto, casado o soltero.
Antónimos relativos
Este tipo de antónimo tiene como principal característica el no ser absolutos. Esto se debe a que muestran un nivel de oposición medio en comparación con otra palabra. Un buen ejemplo para este caso es depresión y planicie, excitado y emocionado.
Antónimos absolutos
A diferencia de los antónimos relativos, este tipo expresa una idea totalmente opuesta a su contraparte. Un buen ejemplo de ello es frio y caliente, bueno y malo. Además, todas aquellas palabras que poseen prefijos que implican significado opuesto, entran en la categoría de antónimos absolutos. Por ejemplo: posponer y anteponer, extroversión, introversión.